Tras el terremoto y el posterior tsunami que sacudió Japón el pasado 11 de marzo, que han provocado el escape de radiación de la planta de Fukushima Daiichi, las autoridades japonesas ya ha confirmado que el agua y algunos alimentos producidos en el entorno de la central nuclear están contaminados.
Un artículo publicado en `BBC Mundo´ informa que aunque el Gobierno de Japón asegura que las cantidades no son peligrosas para la salud, once tipos de vegetales de hoja verde que se cultivan en la zona han sido afectados por la radiación.Por lo tanto, el impacto para el medio ambiente ya ha comenzado -apunta la autora del artículo-, porque las partículas nucleares iniciaron su complejo recorrido a través de la atmósfera. Además, se detectaron niveles de radiación superiores a lo normal en el agua de mar, a unos 16 kilómetros de la costa cerca de la planta.
¿Cuándo y cómo la contaminación radiactiva se convierte en un problema?
Para responder a esta cuestión hay que tener en cuenta diversos factores: el elemento químico que se haya liberado de los reactores, en qué dirección sopla el viento, si la lluvia llevará las partículas de radiactividad a la tierra, y qué tipos de cultivos y animales se encuentran en la zona expuesta. Los expertos dudan en predecir qué rumbo sigue la radiación, ya que los elementos radiactivos siguen rutas complejas.
Basándose en la experiencia del desastre de Chernobyl en 1986, se sabe que las partículas radiactivas que ahora han sido liberadas seguirán siendo detectables durante años y a miles de kilómetros de distancia.
“Cuando la radiación se libera con gas, como ocurrió en los reactores japoneses, las partículas son transportadas por los vientos dominantes y algunas se depositarán en la tierra. La lluvia también traerá a la tierra parte de las partículas suspendidas en el aire”, comenta el doctor Ward Whicker, experto en biología y radiación de la Universidad de Colorado.
Contaminación en las plantas
En cuanto a los efectos sobre la vegetación, las plantas que tienen las hojas más grandes recogen más radiación que otros. “La lechuga, espinaca y otras verduras podrían tener mayores niveles radioactivos que las manzanas, las naranjas o las patatas. Alimentos como el arroz y el maíz, cuya parte comestible está protegida por las hojas, son relativamente seguros en esta primera etapa”, agrega el experto en biología y radiación de la Universidad de Colorado.
En todo caso, los científicos afirman que elementos como el cesio 137 puede circular a través de un ecosistema durante décadas, entrando en las plantas por la raíz y regresando a la tierra cuando la planta muere.
A pesar de esto, el profesor Evans asegura que, según los niveles de radiación que se manejan hasta ahora, la vegetación no será severamente afectada y que, en este sentido, el impacto de la radiación en el medio ambiente sería insignificante.
El impacto de la radiación en el mar
Respecto al océano, numerosos peces murieron a causa del tsunami, pero aún no se sabe el impacto de la radiación en el mar. Por primera vez, este lunes los funcionarios japoneses dijeron que parte del agua utilizada para enfriar los reactores dañados había llegado al océano, aumentando la posibilidad de que, con el tiempo, los mariscos estén en riesgo.
Para Nicholas Fisher, profesor de ciencias marinas de la Universidad Estatal de Nueva York, esta noticia se traduce en que ahora los científicos deberán medir la radiactividad de los mejillones y algas marinas locales para evaluar el nivel de contaminación.
El especialista sugiere que los niveles deberán ser observados de cerca porque sustancias como el cesio 137 se adhiere a los peces tanto como el mercurio, y se mueve en la cadena alimentaria desde el plancton a los peces pequeños y de ahí a los peces grandes.
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